EL VIEJO CORPO nacido el 22 de julio de 1939 en Cotuí, Sánchez Rámirez,
Hoy hago un paréntesis en los temas políticos, sociales y económicos que gravitan en el país y el mundo. Echo a un lado el morbo de los posibles decretos, la preocupante violencia intrafamiliar, que a tres días del Día de la Mujer produjo otro feminicidio, e incluso hasta la posibilidad que pudiera surgir un Papa vegano.
Siento que se hace necesario recordar a don Rafael Corporán de los Santos, uno de los iconos de la comunicación dominicana y quien falleciera hace hoy precisamente un año.
De cuna muy humilde y nacido el 22 de julio de 1939 en Cotuí, Sánchez Ramírez, Corporán supo sobreponerse a todas las adversidades que la vida le impuso. Desde limpiador de zapatos, repartidor de periódicos, vendedor ambulante, estibador de mercancías y propagandista licorero. Estudió locución y en la década del 70 produjo uno de los programas de mayores ratings de la historia radiofónica nacional. Don Rafael fue un ejemplo de superación y un emprendedor nato que logró el éxito social y económico, pero además, un filántropo que nunca se desconectó de sus raíces.
“Gozando con Producciones Corporán”, programa radial, maratónico y dominical, originalmente por La Voz del Trópico y luego por Radio Popular, desarrolló una gran labor social donde se le resolvieron muchos problemas a un país que de manera cautiva disfrutaba del particular estilo del locutor.
“Corporán regálame un carro; no, mejor llévate este salami que tiene más ruedas” eran algunas de sus genialidades.
Fue un hombre auténtico, con virtudes y defectos que logró extrapolar su éxito en la radio hacia la televisión cuando a mediados de la década de los ochenta fundó por Color Visión el kilométrico “Sábado de Corporán” manteniéndose activo durante 25 años.
Ya en las postrimerías de su vida, muy disminuido en todos los aspectos, pero invariable en su estilo, tuve la suerte de compartir con el ganador del premio Soberano en 2011 y también ex alcalde capitalino del período 1990-1994 en un restaurante capitalino donde nos encontrábamos al caer la tarde. Aun recuerdo nuestras pláticas y algunas de las dramáticas confesiones que a título de consejo y advertencia me hizo...