Cada cierto tiempo se pone sobre el tapete el tema del “desarrollo” a partir de nuevos ejes viales: como en la zona de Cotuí o a partir de “proyectos milagrosos” como fue con el lodo cloacal de Oviedo (1983) o la tala de los pinos en Santiago Rodríguez (1987) o la cementera en Los Haitises, que oponen depredación y/o empleos. Hoy es el proyecto de carretera Valle del Cibao-Valle San Juan, eje vial que uniría los dos valles principales del país, a través de la Cordillera Central. Esa hazaña titánica y costosa para el país se plantea como si fuera invertir en un camino vecinal.
Cuando se construyó la carretera Piedra Blanca-Maimón-Cotuí, muchos pensaron que era para acortar distancia, otros pensaron en desarrollo; en realidad era para desenclavar la región y agilizar la explotación y salida del oro de Pueblo Viejo. Hoy de nuevo se plantea la carretera San Juan-Santiago para “desarrollar” y “acortar distancia”, en realidad vamos a desenclavar la cordillera Central y facilitar las operaciones que se proyectan con las exploraciones “esperanzadoras” que se realizan en la Cordillera.
Y es obvio que esa situación traumática y angustiante para el país alarma, solo pensando en que podemos ser “un país minero”, exportador de metales y minerales con solo 48,000 km2 y una geomorfología transversal que imprime paisajes frágiles y repetidos.
Sabemos que en este siglo XXI la megaminería solo reporta ingresos para una administración que ha demostrado su ineficiencia e incapacidad para administrar el bien publico, y permitir la intervención de la Cordillera es atacarse a un bien natural que forma parte de los bienes públicos, un recurso virgen, rico en biodiversidad, en tierras portadoras de esperanzas de desarrollo para las futuras generaciones, por sus aguas, su foresta y sus numerosas potencialidades. Quienes plantean el desarrollo del Sur deben proponer proyectos de integración regional con Haití, desenclavar las zonas productivas, cafetaleras en particular, y proyectar a Barahona como el puerto regional de la costa Sur.
En ese proyecto la reconstrucción de la carretera internacional es fundamental: sería el eje vial regional real, entre el Norte y el Sur, que muchos anhelan, sin olvidar la carretera Vallejuelo-Cabeza de Toro-Tamayo-Barahona. El país debe saber que sin política de desarrollo integral, sin ordenamiento territorial, perdemos oportunidades y desperdiciamos, en realidad, otras opciones de desarrollo alternativo.