EL REPARTO.- En el PRD de antes, y parece que en el PRM de ahora, nunca se aplicó el ganar-ganar, sino el ganar-repartir. La fórmula era sencilla y sobre todo viable en un país que se regía por la filosofía de que “el que reparte, y reparte, se queda con la mayor parte ”. Incluso, esa forma de actuar en política se llevó en ocasiones a extremos aberrantes.
Como el tristemente célebre dos y dos de José Francisco Peña Gómez. Miguel Vargas alteró ese orden cuando impuso que todos los cargos directivos fueran a manos de compañeros de su más absoluta confianza. Los cuales más luego, y como venganza de los dioses, lo apuñalearon por la espalda.
El Vargas que fue acusado de traidor fue – a su vez -- víctima de la deslealtad de sus favoritos. En el PRM, es lo que se está viendo, quieren recuperar la antigua práctica, y ya se habla de acotejos, de acomodos, y de compartir el poder real, y también el virtual.
Por ejemplo, se menciona, o promueve, a Hipólito Mejía como presidente del Partido Revolucionario Moderno…
IDEA VIEJA.- Podría pensarse en un premio de consolación, en crear condiciones que permitan a Hipólito Mejía salvar la cara, después de la derrota del pasado domingo.
Sin embargo, la idea no es de ahora. Luis Abinader se lo había planteado, por no decir propuesto, antes de la convención. Incluso, los equipos llegaron a discutir entre las muchas fórmulas de avenencia, que uno fuera candidato y el otro presidente del partido, ante la imposibilidad de la vicepresidencia.
Abinader dijo infinidad de veces que no volvería a ser segundo de a bordo, y era impensable que Mejía lo fuera. Solo por recordar la historia.
Cuando Salvador Jorge Blanco se le impuso a Jacobo Majluta en el antiguo PRD, el primero fue al Palacio Nacional y el segundo a la presidencia del partido. Y si hiciera falta más memoria, el Pacto La Unión sería otro de esos fastos memorables, aunque en sus resultados fuera la trampa del embudo.
Ancho para unos y estrechos para otros, como toda solución de inequidad, y en la que el ganador tuvo que cargar con la ignominia del miedo…
EL COORDINADOR.- Hipólito Mejía siempre tuvo sus reservas a ocupar la presidencia del PRM, y era de entenderse. No solo se resistía a encabezar la burocracia partidaria, sino que esa estrategia conspiraba contra sus fines y no dejaba de ser un caramelo envenenado.
El lugar apropiado para colocar el jarrón chino. Ahora no. El PRM necesita a Mejía, incluso más que Luis Abinader y su campaña. En la reunión del pasado martes en las colinas de San Cristóbal con los coordinadores regionales, provinciales y municipales, el de Cotuí puso esa pelota en juego.
Demandó de Mejía, que hacía de moderador, que fuera garantía de su gente. Dijo que la integración a la campaña y la organización de la segunda fase de la convención, en que deberán escogerse los candidatos congresuales y municipales, lo obligaba a aceptar la presidencia del PRM. Y eso no fue lo más importante.
Lo más importante, políticamente hablando, fue que la concurrencia se puso de pie y aplaudió de manera intensa. Por su boca y con sus palabras expresó el pensamiento de todos los miembros del H-16…
LA DECISIÓN.- El coordinador de Cotuí se atrevió, y el coro se produjo de manera espontánea. El flujo fácil de sentimientos a flor de piel. Ahora, los estrategas, que piensan igual que el compañerito de las bases, temen plantear el asunto de frente y con mejor diseño y elaboración. A pesar de estar sorprendidos con la desenfrenada actividad de Hipólito Mejía en estos días posteriores a la convención.
Por ejemplo, se sabe que en la mañana del miércoles se reunió con Hatuey De Camps para hablar de alianza, y que en la noche tranquilizó y orientó de manera simultánea ( en teleconferencia ) a más de veinticinco coordinadores de las seccionales del exterior, y ya el jueves en la mañana tuvo un desayuno de trabajo con Luis Abinader. Es decir, que Mejía está tirado a la calle del medio y dispuesto a contribuir al triunfo electoral de quien ahora se convierte en su pupilo político.
Solo falta que le digan dónde puede servir mejor, y eso deberá hacerlo Abinader, que fue el primero que consideró la posibilidad de que ocupara la presidencia del PRM…