Entre la clase política dominicana, uno de los líderes que más se destaca, por la firmeza y coherencia de sus posiciones, es sin lugar a dudas el licenciado Hatuey De Camps Jiménez.
Desde que siendo un adolescente se inició en su Cotuí natal y junto a su padre don Miguel Ángel De Camps, en la lucha contra los remanentes de la tiranía trujillista en 1961, integrándose al recién llegado Partido Revolucionario Dominicano, Hatuey De Camps dio muestras de sus condiciones de liderazgo.
Cuando ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo y se unió al Frente Universitario Social Demócrata, la entidad representativa del PRD, De Camps Jiménez rápidamente devino en presidente, tanto de esta entidad como de la Federación de Estudiantes Dominicanos.
En 1978, De Camps Jiménez fue electo diputado por el PRD y sus innatas condiciones le llevaron a escalar la presidencia de la Cámara de Diputados, donde la defensa de sus posiciones le llevó a enfrentar con el Presidente de la República, don Antonio Guzmán Fernández, situación inédita, porque en las filas perredeístas no había una tradición de contradecir las posiciones del Jefe del Estado.
Luego en el gobierno del doctor Salvador Jorge Blanco, entre 1982 y 1986, el licenciado De Camps ocupó la importante posición de Secretario de la Presidencia, siempre fiel a los principios de sus mentores, primero el profesor Juan Bosch, y luego de la marcha de éste para fundar el PLD, del doctor José Francisco Peña Gómez, donde el principio de la antirrelección del Presidente de la República era un dogma reverenciado.
Durante casi 20 años, De Camps Jiménez fue el Secretario General y luego el presidente del Partido Revolucionario Dominicano, y no dio su brazo a torcer, y enfrentó al ingeniero agrónomo Hipólito Mejía cuando cometió en el 2003 la torpeza de intentar reelegirse, apelando incluso al uso de los recursos del Estado para doblegar a muchos de los dirigentes del PRD, y a legisladores de la oposición, para modificar la Constitución y restablecer la reelección, echando por la borda el pacto de 1990 con el Presidente Joaquín Balaguer, que incluso recortó dos años el mandato del caudillo reformista.
Hatuey de Camps prefirió marcharse con la frente en alto, renunciando al PRD, y fundando el Partido Revolucionario Social Demócrata, apegado a los principios originales del perredeísmo verdadero, donde todavía tiene por delante una larga carrera política, porque sin lugar a dudas es uno de nuestros políticos más coherentes.